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Annabel Lovelace vive en el cementerio de Highgate. Debido a una condición de salud que la tiene entre la vida y la muerte, es capaz de comunicarse con los espíritus, lo que la convierte en una reputada médium... y, quizás, en la persona adecuada para conocer la verdad de unos asesinatos sin resolver. Esta reseña va a ser complicada: Victoria Álvarez, un libro que a todas luces es sobrenatural... pero con el que, al mismo tiempo, no las he tenido todas conmigo. Lo que os he contado a modo de sinopsis es, con otras palabras, lo que viene en la contraportada. Así, cualquiera se piensa que va a encontrarse una novela de cementerios y fantasmas. Y es así, más o menos hasta la mitad de la novela. Victoria siempre consigue trasladarte a los ambientes más oscuros gracias a su estilo. La realidad de Annabel es complicada, y ella lo trata a la perfección. Sin embargo, a partir de la segunda mitad de la novela, esa parte paranormal pierde su importancia para dar paso a una novela romántica pastelosa. No es que tenga yo nada en contra de ese tipo de libros, pero no son para mí. Incluso hay personajes que no vuelven a aparecer en el resto del libro. Además, la resolución del misterio me ha parecido bastante surrealista. Ya no es sólo que a mí me hubiera gustado otro más turbio (que también), es que el final real me parece muy cogido con pinzas y bastante imposible (no quiero hacer spoilers, pero si alguien quiere comentarlo, yo encantada). Hojas de dedalera me deja una sensación agridulce. Victoria es de mis autoras favoritas y la primera mitad del libro pintaba genial, pero al final no ha terminado siendo para mí. |
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