Soleá, dame la mano

Sevilla es la protagonista junto con su Semana Santa, viviremos lo que suponía hasta 2019 un sello de identidad de la ciudad. Pasearemos por sus calles, veremos los pasos y las cofradías y cómo se vive en la calle y los bares, minuciosamente narrado y descrito. No niego que sea llamativo, pero creo que se pasa bastante en los detalles haciendo que probablemente los devotos y naturales de Sevilla se sientan identificados y lo disfruten, los que vayan buscando un thriller se pueden ir olvidando. Lo de la justicia como protagonista, me temo que el lector se enterará bastante más adelante.
Lo que ocurrió en el pasado, 1991 a Luis y Alejandra es una historia de amor que es intensa para quien la vive, pero normal y tirando a topicazo idealista para un lector habitual… sí seguid leyendo, al final cambia mucho la cosa, pero para ello has tenido que leer bastante, y os puedo asegurar que cuesta, a mí me ha costado mucho seguir adelante.
Tenemos a un recién ascendido Diego Aguilar un personaje que parece que el autor diseña para que aborrezcas desde el principio, no puede ser más insulso y antipático, ya bastante avanzada la novela podrás llegar a sintonizar con él y comprenderlo. El problema es que todo está más allá de la mitad del libro y antes de llegar resulta increíblemente complicado continuar con la lectura. Tendrá que investigar el secuestro de una pequeña a la que nadie, parece echar demasiado de menos. Y comenzará un juego de persecución y asesinatos con demasiados tópicos que a los lectores de novela negra resulta difícil de asumir.Se nota demasiado que el autor está en sus comienzos literarios tanto en la estructura de sus frases, como en su forma de narrar y en esa profusión de detalles, así como esa manía que me ha resultado exasperante de nombrar a cada uno de los personajes con nombres y apellidos; espero que consiga pulir su estilo y conectar realmente con lo que pretende vender y lo que es lo realmente importante si pretende escribir policiaca y thriller.
Lo que me ha gustado mucho, no todo iba a ser negativo ha sido la portada, muy limpia y llena de simbolismo con ese hombre de espaldas que contiene una procesión de nazarenos y la silueta de Ana, la niña secuestrada de fondo, original, la verdad. La edición además está muy cuidada, cada uno de los capítulos está encabezado por una bonita ilustración, y cada capítulo se divide en pequeñas tramas que están separadas y encabezadas con la fecha, ubicación y alusión a las tres historias que convergen al final: Emoción, Locura y Audacia.
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