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Tengo sensaciones encontradas con este ensayo de Sergio del Molino que fue uno de los libros más admirados por la crítica en 2015. Por un lado el tema es más que interesante y, a día de hoy, está muy en boga, incluso políticamente, pero por otro, el enfoque algo disperso no ha acabado de llamarme del todo. La prosa de del Molino es asequible, vivaz y en ocasiones divertida y eso se agradece porque La España Vacía es un libro fácil de leer, y que hace que incluso se le perdone su irregularidad, ya que determinados pasajes, como por ejemplo cuando se saca el tema del carlismo o de la world music (momento realmente cogido con pinzas) no se hacen pesados. Pese a esos altibajos, el ensayo consigue transportarnos a esas ruinas de ese país que nunca fue y se muestra eficaz en hacernos entender su origen y su tragedia.
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