El viaje de Tori: AGON

Traza una línea
Un día como otro cualquiera, una muchacha de pelo rubio y tirabuzones desembarca en Puerto Rosa. No sería raro si no fuera porque la muchacha venía en una caja, y porque tiene una especie de conejo blanco a sus pies, bueno, y porque es rubia y en Puerto Rosa todo el mundo es moreno… Tori Hojagris acaba de llegar a las tierras de Agon, las tierras donde espera poder seguir aprendiendo para llegar a ser profesora en la universidad de Eon, su tierra natal. Sin embargo, no todo va a ser tan fácil como pararse y mirar, su carácter positivo y risueño la llevará a tener algunos problemas y a cruzarse en su camino con Gael, un pastor que huye del ejército del rey Yukov… Y, bueno, os lo imagináis, ¿no? Tori no se resiste, decide ayudarlo, y tomarlo como pupilo, y enseñarle los conocimientos de su tierra…
Como veis, es posible que Tori sea un poco exagerada y que todo lo viva con mucha pasión y poco juicio, pero precisamente este va a ser el motor que impulse al lector a dejarse llevar tal y como lo hace esta muchacha rubia. Así una vez que tenemos las coordenadas de la historia (que el rey de Agon, Yukov, está organizando un ejército para ir a la guerra, y que Tori está un poco loca de remate) nos embarcamos en una aventura donde los personajes crecerán con nosotros.
Tori comenzará el entrenamiento de Gael y el muchacho lo sufrirá mucho. Entre todos los conocimientos que pueda adquirir, él y el propio lector comprenderán lo que es el no comprender lo que te rodea y después comprenderlo demasiado bien. Y es que esta ha sido una de las cosas básicas que más me ha gustado de la novela, que Juanjo del Junco nos ha dado un mundo relativamente pequeño, o bien acotado si lo preferís, donde caben todos los sentimientos inmensos que podáis imaginar. El autor no ha necesitado de largos viajes o pruebas complicadísimas para mostrar la valía de sus personajes o de su historia, se ha servido de la palabra y la acción entre los seres para que nosotros comprendamos con exactitud las cosas que suceden en ese mundo.
En este sentido, se entiende que, aunque nos encontramos con una protagonista positiva y a la que todo le suele salir bien, no tiene la necesidad de que sea así para la trama o el resto de personajes. No todo será disfrutar de la aventura, tendremos pérdidas y mucho dolor en el camino, hasta el punto de que nos preguntaremos si Tori ha hecho bien o no en abordar un mundo que no es el suyo.
De este modo, cuando las coordenadas están claras y han sucedido ya unas cuantas cosas, no podemos sino devorar el libro hasta el final de tan enganchados que nos tiene. Esto lo consigue con el manejo de la tensión narrativa entre el deseo (de los lectores y los personajes) y la certeza, lo que sabemos que va a pasar y lo que deseamos que pase, aunque sea imposible. Y lo más curioso es que, aunque cerremos el libro, siembra de tal manera la esperanza de los deseos que esta permanece ahí.
Mira por encima de la línea
No obstante, este gran periplo no podría haberse desarrollado de una manera tan adictiva sin el estilo depurado, correcto, ágil y divertido que tiene el autor. Desde el principio la novela nos sacará una sonrisa, no solo por las salidas de tono de Tori, como hemos mencionado más arriba, sino también porque el narrador ha hecho un esfuerzo consciente por que tanto él como el lector estén incorporados a la historia. de esta manera, encontraremos reflexiones sobre la utilidad en la trama de los propios personajes o ruptura de la «cuarta pared», donde se invita al lector a que se reflexiones sobre la vida que hay detrás de las palabras de los personajes.
A propósito de ellos, cabe decir que si tuviera que quedarme con un único rasgo positivo de la novela sería la construcción de personajes. En la novela encontraremos a los eonitas, los rubios como Tori, y a los agonitas, como Gael; pero también encontraremos a los «animales» que acompañan a algunos de los personajes de la historia. La descripción de todos ellos, tanto humanos como no humanos, se hace de tal manera que los comprendemos y sufrimos con ellos. En más de una ocasión el autor me ha dejado con el corazón en un puño, preocupada por lo que le pudiera suceder a unos u otros. Esta capacidad de que podamos vivir con ellos no la suelo encontrar y me encanta.
Pero es que, además, sucede una cosa muy curiosa con los personajes humanos. Normalmente nos congraciamos con aquellos personajes que son más carismáticos, así como nos sueñen pasar indiferentes aquellos que son en exceso ingenuos o positivos. Bueno, pues en este caso Juanjo ha decidido invertir los polos, por lo que encontraremos a protagonistas un poco superfluos, pero a unos secundarios tan carismáticos que te da lástima que la acción cambie de foco. Así los hermanos de Tori, así Kelara, una chica que trabaja en las caballerizas, Lila, etc. Todos ellos nos parecerán tan interesantes y fundamentales, que en muchas ocasiones nos preguntamos por qué la historia no va sobre ellos…
Encima de la línea, el tiempo
No sé de qué otras maneras deciros que la novela está fenomenal. Quizá la comparación aquí sí que pueda ser un recurso. Con una mezcla de la leyenda de Aang, en cuanto al entendimiento del mundo, con toques de fantasía de mil y un lugares, como puede ser Ghibli e incluso algo de Doctor Strange de Marvel, Juanjo del Junco ha creado un mundo perfectamente construido con unas coordenadas muy claras. El humor y la fantasía se entremezclan para hablarnos de cuál es el curso de la vida y el camino, prometiéndonos con un estilo sutil, ágil y atrapante, que aunque no lo creamos se puede continuar.
Si te gusta la fantasía, si te gusta sumergirte en unas páginas durante todo un día y sobre todo, si re gustan los animales blanditos pero peleones, te recomiendo muchísimo El viaje de Tori: Agon, te aseguro que no lo lamentarás. Espero que os guste.

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