Montañeros, un engaño salvaje

Cuarto y último libro de los montañeros. al fin sabremos que pasó entre el tío Rhett y sus sobrinos.

En este caso aparece en las montañas la madre de Julie y Hortense que aparece para cuidar de sus hijas y porque ha descubierto que su marido la engaña. Cansada de vivir una vida pasiva toma la decisión de abandonar a su marido y sabiendo que hay algo en esas montañas que curan el alma decide ir a ver a sus hijas y aclarar las ideas. Eso si, sin avisar para darles una sorpresa.

De casualidad, Claire, se encuentra con el viejo Rhett Mountain que se comporta muy amablemente con ella dejando a todo el mundo flipando. Ya que para los demás es poco menos que un ogro con el que hay que tener mucho cuidado cuando se trata con él.

De pronto Julia y Hortense se encuentran con su madre, aparece Richard para meter la pata hasta el cuello y el padre de las chicas. Y por si fuera poco se monta todo un culebrón en la casa de la chismosa del pueblo con periodistas y fotógrafos en la puerta de cada casa. Porque a Claire no se le ocurre nada mejor que esconderse en casa de Rhett, que no puede quitarse a esa mujer desde que la recogió en la carretera y la llevó a casa de su sobrino.

Además de intentar solucionar los problemas de Claire, sabremos el motivo por el que la familia Mountain no se lleva bien. Un malentendido por parte de los sobrinos un poco flojo pero entretenido.

Las cosas vuelven a pasar demasiado rápido y a veces no con mucho sentido. Aun así hay escenas divertidas y un culebrón interesante. Se lee muy rápido y en un par de horas lo tienes terminado. ¿Quién dice que el otoño es triste cuando puedes volver a vivir un amor como en la primavera de tus días?

Un final redondo para esta serie llena de hombres rudos que esconden un corazón más grande y achuchable que el algodón de azúcar.
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