Arashiyama Edición Especial

“Arashiyama, la montaña de los deseos” un libro de @saliendodemi y @senseidani para @norma_editorial

Tengo mucha suerte de vivir en una ciudad con un Norma comics gigantesco, y cada vez está más bonito. Es cruzar las puertas y que se pare el tiempo.

La misma suerte de haber visitado Japón y en concreto Arashiyama, y a parte de los pobres monos en la montaña, con bastante mala leche (y con razón). Tengo un maravilloso recuerdo del lugar. Además, lo más bonito es que ha sido leer la historia e incrementar mis ganas de volver, porque me da la sensación de que me perdí algunos detalles.

En el blog tengo una entrada a ese viaje, esto es un fragmento por si os animáis:

“…Después de haberme bebido un zumo de vitaminas con una pegatina de Pikachu, me subí al tren rumbo a Arashiyama, la idea era caminar un poco, hacer piernas y visitar Iwatayama un parque de monitos que en las fotos que el señor Google me había proporcionado eran de lo más cute, resultaron ser unos cabrones los muy jodíos, uno casi me arranca un dedo… y no veas la subidita, parecía que no se acababa nunca, de hecho yo ya me veía cayendo por alguno de aquellos terraplenes y uniéndome al índice de suicidios de Japón, que ya de por sí, es bastante alto.

Dejando de lado mi experiencia desastrosa con los monitos, el pueblito y el paseíto entre juncos me pareció muy bonito. Había parejas vestidas con kimonos tradicionales, haciéndose mil fotos en poses dignas de portada del Hola Japonés. Que no creo ni que exista pero suena bien, lo curioso es que ni siquiera se tocan, solo se hacen ese gesto de cariño como de despeinarse entre sí que me parece de lo más tierno.

Ya llevaba 5 días en Japón y… ¡quería ser japonesa!”

Es una historia basada en las leyendas japonesas ancestrales de espíritus que dan miedito, pero aquí está contado de una forma tan tierna y con ese punto a favor que es que es una historia de allí con expresiones y carácter un poquito de aquí. Una mezcla de culturas que ha fusionado genial.

Eso por no hablar de los magníficos detalles que tiene esta edición, que están cuidados con una precisión muy “Japoninchi”. Y son preciosos.

Fidel & Dani, gracias por la tinta*


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