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La novela está contada desde tres puntos de vista diferentes: Katerina, Misha y Vera. Cada uno de ellos aporta información diferente y nos ayuda a entender a los distintos grupos de personajes que aparecen. Los protagonistas son preciosos y están llenos de ternura. Dentro de un mundo en el que la guerra y los enfrentamientos son la base es un soplo de aire fresco conocer los sentimientos de cada uno de ellos. Katerina es la más joven de los tres, creo, y a pesar de eso es el eje de la historia para mí. He aprendido mucho de su fortaleza. También de los principios de Vera y la valentía de Misha para hacer lo correcto a pesar de los obstáculos. Además la historia entera está llena de metáforas que se cuelan entre diálogos y narración, cada una más bonita que la anterior haciendo que las descripciones no sean pesadas y que siempre tengas un referente para saber cómo son las cosas. Es una delicia leer esta historia que, a pesar de todo, está imbuida de esperanza. |
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