El día menos pensado

Nos encontramos frente a una historia corta, muy corta. No llega siquiera a las 200 páginas, en las cuales no hay diálogos y eso dificulta la concentración en la trama. Es un monólogo interior del protagonista con el objetivo de hallarse a si mismo. Es la voz de pérdida la que habla. El lenguaje es coloquial e incluso vulgar y hace que la lectura se amenice, sea natural y fluida, incluso en la ausencia de diálogos. No hay una definición de los personajes como tal, los vas conociendo a través del narrador que también es el protagonista y siento que no he conectado con él hasta el final. Me ha costado seguir la trama, en su mayoría. Me sentí atraída en un inicio por su título, más tarde por su sinopsis y ahora solamente puedo decir que lo he leído hasta el final para poder hablar con propiedad sobre él y me alegro de ello, pues ha sido al final cuando he empatizado algo con el protagonista. Lo bueno que de él he sustraído han sido varias citas sobre la vida misma que son verdades como puños. Por otro lado, exceptuando las citas, para mí ha sido una lectura que pasará sin pena ni gloria por mi vida, no ha sido para mí.