Una buena novela negra de las que me encantan..de las que van pausadas y se centran en los personajes y no en dejar sin respiración con giros imprevistos al lector...un comisario más que peculiar. Hombre de pocas palabras, solitario y terco, ha heredado de su madre un extraño poder: ve el último gesto de las víctimas de muerte violenta y escucha sus últimas palabras. Ese don le permite meterse de lleno en las investigaciones, pero le obliga a compartir parte del dolor de quien ha muerto. |