Un absorbente retrato de la ambición y el anhelo de ascender en la escala social y de mantener las apariencias a toda costa. Balzac tiene un estilo elegante, elaborado y brillante que demuestra su habilidad para lanzar una crítica mordaz de la sociedad parisina decimonónica a través del lenguaje. Considerado uno de los grandes maestros del realismo literario, su pluma se desenvuelve con gran soltura a la hora de perfilar las características de todo un elenco de personajes dominados por grandes pasiones y eclipsados por los vicios del alma. “Papá Goriot” (1835) nos adentra en las entrañas de París, cuyas calles destilaban codicia, envidias, excesos y tropiezos que despertarían la compasión del más vil de los mortales. ¿Existen límites a las aspiraciones vinculadas con el dinero y la posición social? ¿Hasta dónde llega el amor de un padre hacia sus hijas? ¿Y la compasión? Balzac construye una historia que me ha atrapado, con personajes complejos y fragmentos profundos sobre el funcionamiento del turbio engranaje social que machaca al vulnerable y pone a prueba a los seres más mezquinos. Eugène de Rastignac pretende prosperar en un mundo en el que “la corrupción abunda y el talento es raro”. Sin embargo, su relación con “el tío Goriot” le quitará la venda de los ojos y le ayudará a comprender el papel que deberá representar en su vida. Balzac nos presenta los sucesos a través de los ojos de un observador que todo lo ve y que logra empatizar con las circunstancias, algo así como una especie de escaparate o pantalla de cine que nos sumerge en las distintas escenas. Un clásico imprescindible que os recomiendo leer. |