Los milagros de la vida

Estoy convencido de que Zweig en lugar de pronunciar sus primeras palabras, las escribió.

Lo imagino en pañales, haciendo descripciones de biberones al amanecer, y placenteros sueños con litros de leche, descomunales eructos y estrellas fugaces en lugar de pintar sobre el blanco, esas puñeteras rayas imperfectas, apretando el papel hasta rasgarlo, que todo ser normal ha "dibujado" en su niñez.

22 añitos contaba Stefan cuando se publicó "Los milagros de la vida" donde ya hace alarde de su prodigiosa prosa, aunque, todo hay que decirlo, la descripción no está tan acompasada con la acción como en otros textos más tardíos (a tenor de lo leído, no es falta de madurez, pues le sobraba)

Sin embargo este único pero, se convierte en un trámite necesario para la resolución final. Como atravesar un largo prado de vegetación uniforme, hasta llegar a la precipitación de una cascada llena de luz y diversidad floral, pero con drama.

Una trama simplista marca de la casa, ahondando, como no, en la confusión, conflicto y, en la psique humana.

Sí, mientras algunos estábamos a esa edad haciendo botellón o si tocaba la lotería, dándose un banquete hormonal, este hombre creaba.

Un pintor recibe el encargo de realizar un lienzo de la Virgen María y su niño. (Chechu, para los amigos) Aquí tropiezo con algo distinto, el protagonista es cristiano, y es la primera vez que encuentro al autor hablando de esta religión. No tarda en aparecer la figura del judaísmo en el papel de una mujer, la bella modelo elegida para el retrato. Tanto si has leido o no a Zweig ya puedes imaginar el resto.

Diferencias religiosas, sentimientos confundidos y orgasmos literarios (muy alejados de aquellos botellones interruptis de mis 22) son los ingredientes que desde su juventud, el austriaco ha sabido combinar con maestría.

Más allá del valor de la nouvelle, lo sorprendente es verificar que desde sus comienzos, el autor fue dotado de una mente privilegiada y una pluma que por mucho que busco, no la encuentro en los contemporáneos de hoy.

A aquellos que les gusten tramas complejas como 50 sombras de Grey, este no es su libro, a los que agradecen buenas descripciones y escritura preciosista, el Satisfyer puede esperar...