Los milagros de la vida

Un pintor recibe un encargo por parte de un comerciante de realizar un cuadro con las figuras de la Virgen y el niño Jesús con el fin de acompañar a otro cuadro de una Virgen con el corazón traspasado que ocupa un espacio de un retablo de una de las capillas de la Catedral de Amberes.

El pintor queda impresionado por la belleza y perfección de la obra expuesta y durante un tiempo no es capaz de encontrar la inspiración que le permita dar comienzo a su cometido, ya que para culminar su arte es necesario encontrar una persona que reúna los rasgos físicos que se ajusten a lo que su exigente juicio entiende que deben corresponderse con una figura celestial.

Tras una larga e infructuosa búsqueda y cuando estaba a punto de perder la esperanza, ve casualmente a una joven en una ventana y comprende que al fin ha conseguido dar con la mujer que le pueda transmitir la oportuna inspiración.

Descubriremos que esta misteriosa joven, de nombre Esther, procede de una ciudad alemana y que fue rescatada por el que ahora hace las veces de progenitor, tras la revuelta originada en la ciudad con la consiguiente persecución y asesinato de los ciudadanos judíos.

Se establece entre el pintor y la joven un extraño vínculo, donde el artista quiere ver motivos místicos y espirituales rayanos al milagro, y donde la joven desorientada y confundida a sus quince años, experimenta un torrente de sentimientos novedosos que se ven incrementados al incluir el pintor a un pequeñín para culminar la escena.

Escrita con la habitual maestría con la que Zweig nos tiene acostumbrados, tras un relato con referencias religiosas, se encuentra una trama bien hilada donde los acontecimientos finales completarán de manera inesperada y definitiva el círculo inicial y nos dejará con una pregunta abierta sobre la verdadera naturaleza de los milagros.