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Charlotte Zolotow, prolífica autora y editora de libros para niños, escribió más de 70 historias. Nacida en 1915 esta escritora estadounidense destacaba en sus obras temas difíciles como la muerte, sin ningún tipo de ambages para la edad a la que van dirigidas sus historias. Charlotte Voake, nació en 1957 y estudió historia del arte en la Universidad de Londres. Ha ilustrado multitud de libros siendo ganadora de numerosos premios, entre los que destacan recientemente el premio británico de diseño y producción 2007 por Hello Twins. “¡Vamos, dilo!” es un libro escrito en 1980. A pesar del paso del tiempo acaecido desde su primera publicación la temática que se trata, así como los valores y mensajes que transmiten, siguen estando vigentes en la actualidad. Ambientado en otoño, la historia presenta una escena de lo más cotidiana cuya naturalidad y sencillez desprende una gran sensibilidad que se traslada al lector. La autora realiza minuciosas y detalladas descripciones sobre los colores característicos de la estación, sus sonidos y las sensaciones que se pueden transmitir cuando te rodeas de la naturaleza. El lector, sin pretenderlo, forma parte de este recorrido y se involucra de un modo imperceptible en el camino, disfrutando del ambiente que rodea a los personajes, saboreando la ambientación y emocionándose con los personajes. El lirismo de la narrativa, así como su lenguaje rico y variado hacen de la lectura una delicia. El texto no presenta ninguna dificultad puesto que las oraciones son breves y su mensaje conciso. Aunque la premisa es simple, la autora juega con diversos factores para crear expectación y despertar en el lector la curiosidad. Expresa de forma magistral el cuidado y respeto por los animales y la naturaleza, la sensación de acogida y el confort del hogar o el amor familiar. A lo largo de la narración, los personajes crean tal nivel de interés que es casi imposible no especular o desear terminar la historia para descubrir el motivo del libro, o lo que es lo mismo cuáles son las palabras mágicas que la niña desea escuchar. Con un dulce y potente aroma feel good, la historia nos presenta diferentes formas de expresar los sentimientos lejos de la verbalización a través de las conocidas palabras. Solo dos personajes y su interacción con el medio permiten a la autora indagar sobre las relaciones maternofiliales, al mismo tiempo que refleja dos personalidades contradictorias tan características de la edad que representan. Por un lado, la niña muestra la impetuosidad de la juventud, la impaciencia y desesperación por conseguir lo que desea, en contraposición, la madre refleja la madurez, la paciencia, la tranquilidad y la sabiduría. Este conjunto no sería completo sin las maravillosas ilustraciones que acompañan al texto. Tiernas, amables y de maravillosos tonos ocres detallan y transmiten a la perfección el mensaje potenciando las sensaciones del texto. Personalmente me he sentido atrapada desde la primera página, admirando la sensibilidad de la historia, deleitándome con la armonía de las palabras y descubriendo, junto a los personajes, la entramada belleza que esconde la naturaleza a nuestro paso. Creo que cualquier lector puede sentirse muy identificado con esta amable historia. Sin duda, lo encuentro ideal para regalar a los peques demostrándoles no solo los múltiples lenguajes del amor, sino dándoles la oportunidad de detenerse a descubrir todo lo que encierran los gestos cuando hay un sentimiento verdadero y profundo. del mismo modo, permite despertar en ellos la incertidumbre que le ayude a desarrollar su imaginación y curiosidad. En conclusión, “¡Vamos, dilo!” es una lectura deliciosa y delicada con la que transmitir y demostrar el afecto a los más pequeños. |
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