Nuevamente nos encontramos con un libro armado totalmente con la correspondencia que se envían entre sí, dos personas, que viven muy distantes una de la otra y que no se conocen. (Tenemos memoria entre otros de : 84, Charing Cross Road, La Sociedad Literaria y el pastel de piel de patatas de Gernsey, Un hotel en ninguna parte). Ella es inglesa y él curador de un museo en Dinamarca. Se comienzan a tratar sin motivo aparente más allá de la figura del hombre de Tollund, cuyos restos están en el museo y lentamente, carta viene y carta va, nace entre ellos una sincera amistad, mientras se cuentan los sucesos de sus respectivas vidas. Podría pensarse que difícilmente pueda interesarnos este diálogo escrito, pero de a muy poquito nos vamos metiendo en sus confidencias familiares, de trabajo, de costumbres y esperamos igual que los protagonistas la respuesta a cada carta -ahora adjuntadas como archivo al correo electrónico de ambos, para abreviar tiempos-. Es un libro muy tierno, muy de entre casa, muy placentero. |