Seis Cuatro

Estar entre la espada y la pared. Esa sensación de que hagas lo que hagas, alguien va a salir perjudicado, ¿nunca la habéis sentido? Es una sensación jodida, te vuelves loco pensando la forma en la que todo salga bien para todos, pero a veces es imposible. Ya sea de manera colateral o por temas de principios, en ciertas ocasiones, perjudicar a alguien es algo inevitable. Lo único que podemos hacer es intentar elegir la mejor opción, atendiendo a nuestras limitaciones y moralidad.

En esta tesitura se encuentra Mikami, el protagonista de esta novela. Con las manos atadas a la espalda y una venda en los ojos (que irá perdiendo poco a poco) recorre las páginas de esta historia intentando hacer lo correcto sin perjudicar a nadie, pero cada vez es más consciente de que haga lo que haga, alguien saldrá perjudicado. Ni siquiera el mismo está libre de ser dañado. Así que tendrá que elegir entre hacer lo mejor o hacer lo correcto, que en algunas ocasiones, no son la misma opción.

Acompañaremos a Mikami a través de una historia pausada, que avanza poco a poco revelándonos los misterios de la trama, y que está envuelta por una especie de aura gris, de cierta melancolía acorde al carácter del protagonista.

Aunque se trata de un thriller, esta novela va mucho mas allá. Es una novela de personajes. La trama pasa a un segundo plano y lo interesante está en ver la evolución de los personajes a lo largo de la historia. Sobre todo el protagonista, que tiene una de las mejores evoluciones que he leído y que se ha convertido en uno de mis personajes favoritos. Mikami, te adoro.
La historia está cargada de crítica a la burocracia de la policía y la prensa japonesa y a los chanchullos dentro de sus filas. Además, tiene uno de los mejores giros que he leído en mucho tiempo.

Me ha encantado, ha superado todas mis expectativas y la he disfrutado de principio a fin. Se ha convertido en la mejor lectura en lo que va de año y posiblemente, en una de las mejores en lo que va de vida.