Tres noches AKA Tony & Susan AKA Animales nocturnos: la yegua de noche galopando a través del bosque, el vampiro en la garganta, la heladora desolación, el desasosiego. Mientras sus hijos escuchan a Wagner o juegan al Monopoly Susan lee el libro que, al fin, escribió su primer marido, ese fallido matrimonio que vuelve a su recuerdo en una historia que enmarca otra historia de pérdida y transgresión. Una fría narración en tiempo presente que nos expone con estremecedora lucidez los pensamientos más íntimos e inconfesables, Tony y su aceptación, Susan y su encubrimiento. El libro nos deja con una extraña insatisfacción: la crisis en la historia que lee la protagonista que leemos se desencadena muy pronto, y después vamos dando tumbos ladera abajo hiriéndonos con las esquirlas aguzadas, pero lo que esperamos que acontezca en la metaficción no sucede, nos deja al borde: nos muestra un abismo nebuloso, un vacío, un malestar en el lector y un punto final como un portazo en nuestras ansias de saber. |