Memorias de una novelista

Hay autores y autoras con una capacidad especial para crear grandes cosas de otras muy pequeñas o aparentemente simples; «Memorias de una novelista», de la gran Virginia Woolf, es un relato de no más de cuarenta páginas de una exquisitez y una calidad fuera de lo normal.

Nos encontramos ante una historia ficcionada (aunque en todo momento da la impresión de que cuenta una situación real y habla de personas que de verdad existieron) cuyo tema central es el uso y el significado de las biografías, visto desde dos puntos de vista diferentes, el de la novelista y el de la biógrafa. Un relato muy amable que hace de la lectura un momento de lo más agradable (unido a las características de la edición en sí: textura, tamaño, diseño…), en la que Woolf juega a la perfección con los límites de la realidad y la ficción creando dos personajes femeninos, muy diferenciados uno del otro, que sirven de vehículo para esconder una aguda crítica a la forma y el modo en que se escribían las biografías en la época que narra (siglo XIX).

Virginia pone de manifiesto en muy pocas palabras, y hace cuestionarse, qué derecho pueden tener los familiares y amigos de una persona, por muy cercanos que sean, para airear y dar a conocer al mundo detalles o hechos que pertenecen a la intimidad del fallecido, la mayoría de las veces mediante frases manidas y convencionales y con métodos, algunas veces, poco ortodoxos.

Como amante de las biografías, este pequeño relato me ha hecho preguntarme cuán de acuerdo estarían muchas de las personas cuyas vidas he podido leer en los libros con que sus vidas fueran aireadas y expuestas a tantas personas durante tantos años. ¿Cuánto hay de voluntad del fallecido o de traición del familiar? Como siempre, Virginia sacando a la palestra temas muy complejos sobre los que reflexionar y poniendo en entredicho la lealtad y el interés de las personas que deciden escribir sobre la vida de otros.

Quería celebrar el 140 aniversario del nacimiento de la autora leyendo alguna de sus obras, y esta ha sido una manera muy amena, interesante y original de hacerlo. Virginia es valor seguro.