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Si el Macondo de García Márquez no era un lugar sino un estado de ánimo, El faro de Woolf es la luz que da calor, hogar y une a todos los personajes de la obra. Unos personajes a los que la voz narrativa nos acerca en un discurrir de sus pensamientos con una calidad poética excelente, abrumadora. Querremos detenernos y paladear cada una de las palabras que se entretejen y que cargadas de reflexiones y simbolismo nos llegarán a lo más hondo. En ese paso del tiempo en el que sentiremos que no ocurre nada pero ocurre todo, como dirá la Sra Ramsay: "¡Vida, detente aquí!", y es que creo que no hay frase que defina mejor toda la obra. al faro es una mirilla en un momento concreto del tiempo y espacio de estos personajes, de la casa que cobra vida, de sus anhelos y apegos, de toda la simbología circundante. No entiendo por qué no es reconocida al faro como la obra más sobresaliente de Virginia Woolf, lo que sé es que es una obra que se convierte para mí en esencial, a la que volveré siempre. Porque al faro, estoy segura, hay que leerla en el momento adecuado, pero una vez la leemos siempre volveremos a releerla. |
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