Anhelo

Grace ha perdido a sus padres y debe trasladarse hasta el instituto Katmere, en Alaska, donde su tío, que es la única familia que le queda, es director del internado. En principio, la única persona con la que entabla trato es con su prima, pero rápidamente (muy rápidamente), otros estudiantes del centro intentarán acercarse a ella.

Parece mentira que para los lectores sea todo tan evidente pero que Grace no se entere de nada de lo que sucede por allí por muy extraño que sea y por muchos accidentes casuales que ocurran, claro que si tienes rondando a tu alrededor a alguien como Jaxon debe ser difícil ver algo más allá de sus ojos, su sonrisa, su cabello... A mi me ha chocado un poco (bastante, en realidad), la rápida conexión entre Grace y Jaxon, ese dependencia y enamoramiento que superan cualquier instalove que pueda recordar, pero claro, es que no se pueden olvidar esos vínculos que parecen predestinar a dos seres desde mucho antes de conocerse.

El libro engancha, eso es indiscutible. Es de esos libros que atrapa, que te engulle con capítulos cortos de los que vas diciendo "solo uno más" y cuando te das cuenta ya lo has terminado. Tal vez el inicio de la historia es algo más lento, pero como te vas encontrado por el camino todo los clichés posibles, no cuesta nada avanzar, meterte en la lectura y de pronto... Empiezan a pasar más cosas, se enreda, te surgen hipótesis y dudas aunque en el fondo creas que todo es más que previsible y... Llegas a la parte final que devoras poseída por el ansia de saber cómo se soluciona todo para descubrir que en realidad lo único que puedes hacer es cerrar el libro y abrir el segundo porque necesitas saber qué más queda por descubrir en este internado al que no le falta ni un solo ser fantástico.

Así que aunque no sea el mejor libro que voy a leer este año, solo por la diversión y el enganche que me ha provocado, debo darle una buen calificación.


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