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Al igual que me paso con sus dos predecesoras, he disfrutado mucho de esta tercera parte de la saga medieval de Daniel Wolf. Son libros muy amenos y fáciles de leer, que es justo lo que necesito y busco en este momento de mi vida. Las novelas de este autor alemán tienen bastantes puntos a su favor: como ya dicho antes son libros muy fáciles de leer, la prosa no es que sea precisamente de las más difíciles o complejas que me he encontrado nunca, pero cumple bastante bien. La trama es siempre muy interesante, no dejan de pasar cosas a lo largo y ancho de toda la novela, de forma que el interés del lector nunca decae. Todos los personajes y los hechos que se suceden en el argumento tienen su peso en el mismo, su razón de ser, de ahí que todo este muy bien controlado durante la novela. El ritmo narrativo nunca se viene abajo, es muy ágil, lo que hace muy divertida la lectura y que te enganche. Vamos, que la novela es un best seller de los de toda la vida. Pero un best seller más que disfrutable, y con el añadido de que cuenta con una excelente ambientación histórica, que logra transportar de pleno al lector a la Edad Media, a un mundo de luchas comerciales y de poder, con sus luces y sombras y sus curiosidades. En esta tercera parte, he valorado mucho que Wolf se haya decantado, esta vez, por llevar a sus protagonistas (la tercera generación de los Fleury que conocemos en esta historia) a embarcarse en una peligrosa travesía por el este de Europa, llevándoles hasta lo que es la actual Rusia, una travesía que en ese momento histórico equivalía a llegar, prácticamente, al fin del mundo, siendo un viaje largo y no exento de peligros y dificultades. Todo esto el autor lo muestra muy bien a lo largo y ancho de su obra. La verdad es que me esperaba que el libro fuera mucho más aburrido por estar más centrado en lo comercial y en las rutas geográficas, pero el escritor lo ha sabido llevar todo muy bien, ha sabido combinar en su trabajo la precisión histórica con la novela de viajes y aventuras, creando un excelente producto donde todo está muy bien equilibrado, que entretiene y que no decae nunca. Respecto a los personajes, como ya vimos en las dos novelas anteriores, son muy maniqueístas, en el sentido de que son muy buenos o son muy malos. En ese sentido he valorado mucho al personaje de Raphael, que al principio se nos muestra como un tipo oscuro y sarcástico que, paulatinamente, va presentándose ante el lector bajo una luz diferente, justificándose el porque actúa como lo hace y tiene esa personalidad. Además tiene un punto a favor, es un personaje que va evolucionando a lo largo de la historia. Y lo mismo puede decirse del protagonista de la misma, Baliam. Este personaje también me ha gustado mucho en el sentido que, a diferencia de su abuelo y su padre, él no tiene muy claro que quiere dedicarse, las circunstancias le imponen su papel como mercader. En cierto sentido, esta novela trata no solo sobre su viaje geográfico, también sobre su viaje espiritual y su búsqueda de la justicia y la venganza, siendo un personaje que tiene sus fallos a lo largo de las páginas del libro, pero que también demuestra ser capaz de hacer grandes actos y estar cuando es necesario. Mención especial merecen su hermana gemela Blanche (todo un carácter como la abuela Isabelle, aunque siento que podría haber dado más de si) y Odet, el criado de Baliam, a cuyo cargo corren las escenas más graciosas de toda la novela. “El Oro del Mundo” es una buena novela a grandes rasgos, no voy a decir lo contrario. No obstante me ha parecido que con ella esta saga ha dado un bajón en comparación con “La Sal de la Tierra” y “La Luz de la Tierra”, de las cuales reconozco que apenas me acuerdo, a grandes rasgos, de que pasaba en ellas ( Ha pasado mucho tiempo desde que me los leí), solo del buen sabor de boca que me dejaron. No sé si será porque ahora la acción no tiene lugar en la ciudad de Varennes, pero noto que todo (argumento, personajes, giros de guion) no son tan efectivos y sorprendentes como lo eran en los dos libros anteriores. Creo que esto ha tenido mucho que ver con que la historia no sea tan turbulenta y con que todo pase mucho más rápido. Y es que recuerdo que en las dos novelas que he mencionado el autor se expandía e incidía más en ciertos detalles que hacían que el lector pudiera sumergirse más en la historia. Especialmente en las relaciones y núcleos entre los diferentes personajes. Y creo que eso es lo que me ha fallado en este libro, que por otra parte me ha gustado bastante, aunque no vaya a pasar precisamente por unos de los favoritos de mi vida. Para los amantes de la novela histórica y, por supuesto, de las obras de Ken Follett, esta novela hará sus delicias. |
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