Verdades incómodas: Una investigación de Maisie Dobbs

“Verdades incómodas” es la cuarta entrega de la serie protagonizada por la psicóloga e investigadora privada Maisie Dobbs, presentando un nuevo misterio que, aunque en apariencia podría calificarse como cozy mystery, encierra varias reflexiones interesantes ya que, aunque la historia esté ambientada a principios de los años 30, algunas de las cuestiones que aborda están de actualidad aún hoy día.

La noche antes de inaugurar su nueva exposición, el controvertido artista Nick Barrington-Hope muere al caer de un andamio durante la instalación de su obra. La policía dictamina que se ha tratado de un accidente, pero la hermana del fallecido, Georgina, está convencida que fue un homicidio, por lo que acudirá a Maisie Dobbs en busca de ayuda para tratar de esclarecer las circunstancias en que se produjo la muerte de su hermano.

En esta ocasión Maisie se sumerge de lleno en el mundo del arte y del contrabando, al tiempo que la autora sigue mostrando las secuelas que la Gran Guerra dejó en la sociedad. Las atrocidades cometidas, las dificultades a las que se enfrentaban los veteranos de guerra al volver a casa, el auge del fascismo o las enormes diferencias de clase existentes en la época son algunos de los temas que se tratan.

Este último tiene su máxima expresión en la subtrama protagonizada por Billy, el ayudante de Maisie, quien está adquiriendo mayor entidad a medida que avanza la serie. Su situación familiar pone de manifiesto la dificultad para acceder a la sanidad de las clases más desfavorecidas por falta de recursos económicos, al tiempo que otros derrochaban miles de libras en “caprichos”. Duele ver el trance al que debe hacer frente su familia, y es inevitable sentir simpatía por el personaje. El hecho de que, a pesar de todo, esté siempre ahí para Maisie, ha hecho que se convierta en uno de mis personajes favoritos de la serie.

Maisie muestra una clara evolución. Desprovista ya de la frialdad y desapego de las primeras entregas, se muestra ahora mucho más independiente, tanto en lo personal, viviendo sola, como en lo profesional, no recurriendo a la ayuda de su mentor. Está empezando a cuestionarse su vida y sus deseos, y me gusta que se muestre firme en lo que realmente quiere, ya que ha luchado mucho para llegar donde está.

Si por algo destaca la serie es por una prosa descriptiva que evoca con facilidad las sensaciones de la posguerra y de todos aquellos que la vivieron. Además, sus misterios no dan tanta importancia al motivo o la oportunidad del culpable a la hora de cometer el crimen, sino en las emociones y sentimientos de estos, presentando generalmente culpables llenos de matices a los que la autora siempre consigue humanizar, haciendo que el lector se plantee cómo habría actuado él de encontrarse en esa misma situación.

Maisie Dobbs volverá el próximo año y yo ya estoy esperándola con los brazos abiertos.