Joya a reivindicar. El libro es un ejemplo de construcción de personajes sólidos (en muy pocas páginas) en el que la falsedad, la decadencia derivada del convencionalismo y la costumbre, y el cinismo son los rasgos predominantes. Los diálogos son endiabladamente agudos, afilados y veloces, tanto que a veces te obligan a detenerte e ir hacia delante y hacia atrás para deleitarte con momentos y frases, algo que creo que se escaparía en una representación teatral (o al ver la película del 1958 protagonizada por Elizabeth Taylor y Paul Newman). Además, trata (aunque al final no profundiza) con cierta normalidad temas muy adelantados para la época (1955), tales como la homosexualidad. He disfrutado mucho leyéndolo. |