Desde lo alto de una columna, la estatua de un príncipe observa el día a día del pueblo, y se da cuenta de que la gente no goza de tan buena posición como él. Con la ayuda de una golondrina, tratará de hacer lo posible por hacerlos felices. Es difícil no contar más sin destriparla, pero me pareció una historia con un mensaje precioso y se lee en un rato; totalmente recomendable. |