El ritmo de Harlem

Los derechos civiles en Nueva York en plenos años 60's eran un tema polémico. Las revueltas sociales marcaron un antes y un después en la historia de la ciudad para las minorías. Si a esto le añadimos la mafia imperante y los negocios clandestinos, la Gran Manzana era una bomba de relojería que se retroalimentaba y que explotaba día sí y día también.

Y de esto fue consciente Raymond Carney, padre de familia y dueño de una tienda de muebles en pleno Harlem que tuvo que armarse de valor para luchar contra el racismo y la injusticia. Su padre fue un miembro importante de la mafia y siempre ha vivido con ese estigma, aunque tomó un camino distinto al de su padre. Pero, ¿se puede escapar al pasado? Eso se pregunta Carney cuando por acontecimientos puntuales que darán un vuelco a su vida se ve obligado a hacer cosas que no le gustan, pero que son la única opción para poder darles una estabilidad y bienestar a sus hijos, así como mantener a salvo su negocio y su integridad.

Colson Whitehead realiza en esta novela un análisis simple pero profundo de la sociedad y la injusticias que asolaron a las minorías sociales durante la época. Su prosa es bastante peculiar, con una manera diferente de contar los acontecimientos que al principio parece algo confusa, pero una vez que entras en la historia y te adaptas se vuelve amena y fluida.

La trama es sencilla y poco sorprendente, y los personajes, aun estando muy bien construidos y perfilados, tampoco son el punto fuerte. Aunque consigues empatizar con ellos y entenderlos no dejan una huella en el lector salvo quizás el protagonista, pero porque es el que más tiempo aparece en el libro. Pero es que ni la trama ni los personajes son el punto fuerte de esta historia, solo son meros elementos puestos en escena para desarrollar lo verdaderamente importante, las acciones.

Y es ahí donde está el potencial de esta novela, en las decisiones que deben tomar los personajes y los caminos que deben elegir, ya que tomar una decisión implica rechazar el resto de opciones. Y aunque a veces una decisión puede no ser la correcta, si la comparamos con el resto de opciones a descartar, quizás sea lo mejor que podemos hacer.