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Partía con muchas expectativas con esta novela, ganadora del premio Pulitzer en 1921, un cuadro costumbrista del Nueva York de finales del siglo XIX, un fiel reflejo de la sociedad, sus relaciones y convencionalismos, su estilo de vida, fiestas, incluso forma de vestir, su día a día y su vida en general. Y sí, esto me he encontrado, todo ello, además, narrado de forma maravillosa, la autora es buena conocedora del ambiente que describe (ella misma pertenecía a esta aristocracia neoyorkina) y tiene una capacidad narrativa hermosa y brillante, a la vez que adereza la trama con una sutil crítica hacia esa sociedad, cerrada, tradicional, opresiva y cruel. Hasta aquí todo bien. Pero… la novela me ha resultado muy muy aburrida. Es lenta y apenas pasa nada. Es una lectura, fresca, agradable, que te levanta una sonrisa de vez en cuando, pero… me ha resultado muy cansina. No estoy diciendo con esto que sea una mala novela, para nada, simplemente no me enganchó ni la historia ni los personajes. Si algo debo salientar sin embargo, ha sido su final, aquí sí que tengo que quitarme el sombrero, el final es soberbio y redondo y me emocionó. Para los cinéfilos, la más que conocida versión de Scorsese de 1993, pero como curiosidad, contaros, que ya en 1924 hubo una primera adaptación en el cine mudo e incluso otra para teatro. Sea como fuere, y a pesar de su fama, para mí se queda en una novela correcta, sin más. |
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