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Comenzamos hablando de dos serial killers con una reputación salvaje de escenas del crimen, por un lado tenemos al seductor de sonrisa encantadora, el Carnicero de Boston, cuya ira y brutalidad encantan cada uno de sus homicidios; y por otro lado, la Tejedora de Orbes, tan sútil en su identidad como perturbadora en cada una de sus escenas, arrancándole vísceras y ojos a sus víctimas. Una trama que contenía ese pequeño morbo hacia la destrucción de dos personajes atrevidos y sádicos que descomponen las emociones más comunes y las transforman en un espacio de libertinaje salvaje y aterrador. Sloane y Rowan se conocen por un curioso homicidio que no sale bien para ella y acaban atreviéndose a competir en un peligroso juego de caza de asesinos seriales. El morbo y los juegos de sangre los unen de forma romántica y antes de que pueda darme cuenta, una escena de sexo crudo y dominante que acaba uniéndolos por el resto de la narrativa. Una trama de dark romance breve, sencilla y ligera con menciones de escenas de contenido explícito que no se sintieron reales, personalmente no me sentí inmersa dentro de la trama. No fue lo que esperaba encontrar en este tipo de libros, algo faltó, pero es lo suficientemente interesante como para mantener al lector a la expectación del final. |
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