La chica perfecta

Hannah llega a Oxford llena de ilusiones. Alli conoce a otros alumnos que se convertirán en su grupo de amigos. Entre ellos está April, una enérgica joven con gran magnetismo que no deja a nadie indiferente. Pero ese mismo año ocurre algo terrible: April es asesinada y nada vuelve a ser lo mismo.
Diez años más tarde, la noticia de la muerte en prisión del asesino de April hace que Hannah vuelva a revivir un pasado que creía olvidado. Porque el asesino, que era un conseje de la universidad, siempre proclamó su inocencia, y Hannah ahora piensa que su testimonio pudo haber estado equivocado y, si eso es así, el asesino sigue libre y podría ser cualquiera de su pasado.
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Novela ligera con un misterio simple que acaba siendo un poco predecible. No se lee mal pero no es de las que enganchan y cumple su objetivo sin más, no esperéis grandes sorpresas. Vale, yo al final sí creía que era otro el asesino, caí en la trampa ( ya sabéis, eso de hacer que te caiga mal un personaje para que creas que es el culpable), pero enseguida me di cuenta de mi error, era demasiado evidente. La historia podría ser perfectamente un telefilme de sobremesa de esos que ves mientras estás amodorrada después de comer, de esos donde no pasa nada si te pierdes algo porque has dado una cabezadita.
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Un par de cosas. La prota es una pavisosa total, y acabas hasta el gorro de que mencionen cada dos frases su situación personal. Los personajes en general están poco definidos y sirven sólo al propósito que van a tener en la trama. Y es una pena porque, por ejemplo, el personaje de April podría haber dado mucho de sí, con esa mezcla de lo que sucedió realmente frente al recuerdo idealizado que se nos cuenta de ella. Ah, y se supone que esto podría considerarse dark academia sólo porque tiene lugar en Oxford, lo que me reafirma en la sensación de que no es oro todo lo que reluce y que a veces eso de las etiquetas es una tontería.