El día que él volvió

Vamos a empezar por las cosas buenas del libro: la portada. Pero eso sí, la portada de la edición en castellano porque no creo que hubiese leído nunca el libro con su portada original. #thefastreaders lo elegimos como lectura para nuestro reto de este mes precisamente por la portada y creo que el único motivo por el que no abandonamos su lectura fue porque formaba parte de una de las categorías de nuestro reto anual. Bueno, y también por las risas. Llegó un punto en el que para poder seguir leyendo el libro decidimos tomarlo con algo de humor porque no había manera de tomarlo en serio.

Consta de dos partes distanciadas por un periodo de diez años. En la primera, los protagonistas tienen unos veinte años, se conocen y se enamoran. Díez años después, en los que no se les nota demasiada evolución personal, se reencuentran. La historia la vamos conociendo desde el punto de vista de los dos. Y ya está. Creo que esto es lo único reseñable de la historia porque lo demás son un montón de clichés enganchados uno tras otro y personajes estereotipados. Aburrido. Mucho.

Por no hablar de la manera en la que narra cierta escena que debería ser delicada, íntima, bondadosa y hace que parezca morbosa y desagradable, sin ser yo una persona que intolerante ni que se escandalice con la lectura.

Ay, si no fuera por @y.un.libro y @best_22_witches, mis compañeras de lectura, este libro lo habría abandonado bastante pronto.


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