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El título lo dice todo y no engaña para nada: estamos realmente ante los peores profes del mundo. Son maniáticos, vanidosos, miedosos, apestosos, malhumorados, cursis... una selección de lo peor de lo peor. No se trata de una novela con una historia a desarrollar, si no que cada capítulo nos presenta a un profesor y su escuela, y cuenta como los niños acaban siendo más listos y se libran del fastidioso adulto. Todo acompañado de ilustraciones a color (en todas las páginas), que añaden humor y dan vida a estas locas historias. Me han recordado a las de Quentin Blake, el ilustrador de Roald Dahl. El humor tira en su mayoría a ser escatológico, que nunca fue mi tipo, pero supongo que tiene su público, sobre todo los jóvenes a los que va dirigido. Es un libro entretenido y simpático, con pequeños datos educativos y comentarios del autor, aunque un poco repetitivo. En resumen, una lectura original, divertida y gamberra para niños con ganas de conocer locas escuelas. |