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Ollos de Auga es la segunda novela que leo de la saga del inspector Leo Caldas aunque cronológicamente es la primera aventura. En ella están todos los ingredientes de lo que considero un whodunit bien hecho: el inspector melancólico, su ayudante que da el contrapunto tragicómico, el asesinato escabroso que se pretende resolver y, además, todo ello encuadrado en una ciudad de Vigo que figura casi como un personaje más, lo que le da un sello local que me hace apreciar más la novela.Ni que decir tiene que Domingo Villar escribía maravillosamente, este policiaco es corto y conciso y se lee en un suspiro con una narración inteligente y que atrapa desde sus primeras páginas, creando los mimbres de una saga que se terminó injustamente. Quizás me hubiera gustado un mayor desarrollo de algunos aspectos de la trama, pero creo que en la justa medida está la virtud.
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