Lo he saboreado de a poco, navegando por su vida como una turista que no fue invitada, pero que es bien recibida. No todos los años son buenos, pero en todos nos descubre un bonito recuerdo al que aferrarse para seguir viviendo, porque el autor nos muestra que a veces llevamos el diablo dentro y este aprovecha nuestras debilidades para seguir alimentándose. Es una historia de la búsqueda de la alegría en los pequeños momentos, en los detalles, en las ciudades que visitamos, en la gente a la que amamos, en nuestra superación personal por amarnos igual que amamos a otros. Vivimos porque otros hacen que nuestra vida tenga sentido más allá de nosotros mismos. No tengas prisa, no lo devores, sumérgete entre sus palabras porque ellas te harán darte cuenta que lo importante es vivir y la gente que nos ayuda a que esto suceda.
|