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Desgarradora y conmovedora esta historia que nos ha dejado Marian.🥰 El escenario en el que nos situamos es Nueva York, con ese magnetismo que nos ofrecen sus calles, sus edificios y esa mezcla de orgullosos hijos de la alta sociedad y bohemios que tratan de abrirse camino en el mundo de las artes y la música. Pero, además de la ciudad, hay otra ambientación en la que se sumerge la historia: los sonidos, en especial la música, y los colores. Dominan cada una de las páginas. La autora ha dividido la trama en dos partes. La primera, en la que se produce el encuentro de los protagonistas, marcada por momentos intensos y felices, también por los miedos, las dudas e inseguridades, y por la búsqueda interior que cada uno de los personajes realiza. La segunda parte, varios años después, es el reencuentro, con protagonistas más maduros, más centrados, pero en los que las heridas aún no han cerrado. Tanto Evie como James cargan con un pasado duro, difícil, que les hace enfrentarse a la vida de modos diferentes. Ella, aferrándose al silencio que forma parte de su vida; él, ocultándose tras una falsa sonrisa. Dejar caer esa máscara, derribar los muros, será una tarea dolorosa, desgarradora, que solo el amor podrá lograr. James no solo ama la música, la siente, la vive, la necesita, pero desde que The Wave, el grupo en el que era teclista, se hundió, él se vio arrojado a un abismo de desgarrador silencio que, una noche, una extraña desconocida llenará con sonidos. Comenzará entonces un camino de reconocimiento de sí mismo, de búsqueda y de pérdidas. Es un hombre que parece estar en constante lucha consigo mismo y con aquellos que forman parte de su entorno cercano, a pesar de sus sonrisas. Nadie llega al verdadero corazón de James, excepto Evie. Evie ha llegado a Nueva York con la intención de probar al mundo, especialmente a sí misma, que es capaz de vivir de forma independiente, a pesar de su sordera. Ha roto muchas barreras para llegar allí y, sin embargo, no es tan libre como cree porque, en el fondo, sigue aferrada a sus miedos. Su relación con James está llena de cautela, de negaciones, de decisiones basadas en las dudas. No quiere sufrir y, sin embargo, sufre, porque cuando se expone el corazón es imposible no sentir. La música de James y las pinturas de Evie son dos mundos conectados entre sí por un hilo frágil por el que fluyen sus sentimientos, esos que ambos pretenden mantener ocultos. Por eso, precisamente, lo que más me ha costado de la novela ha sido esa división, esa interrupción de años (aunque comprendo que era necesaria), porque la historia comienza a ganar en intensidad, el interruptor se queda en off, se corta la corriente del hilo y el lector tiene la sensación de que hay que volver a empezar de cero. Aunque James y Evie son unos personajes tan carismáticos que enseguida vuelves a engancharte. El estilo de Marian, como siempre, es impecable. Consigue sumergirnos tanto en la música como en los silencios, en el ajetreo de Nueva York como en la intimidad de los corazones. Lo hace de una forma tan intensa que siento que esta es una novela para leer despacio, degustándola, para que el corazón no se sature. Quiero hacer hacer una mención especial a los personajes secundarios que aparecen: Miles, protagonista de Tu voz entre un millón de voces, ha sido un placer reencontrarme con él; y Caroline y Drew, que me han encantado como pareja, y no me habría importado que tuvieran una novela para ellos solos.😊 En resumen, una historia preciosa, intensa en el dolor y en el amor, llena de música y de superación. Muy recomendable.❤️ |
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