Todo lo que no debí hacer

Todo lo que no debí hacer narra la historia de un verano.
Júlia tenía unas expectativas muy altas para ese verano. Pero las cosas empiezan a torcerse desde el primer momento. Primero a causa de un jugador de voleibol grande como un armario, después con su amor de la infancia y a la fiesta se le añade Ángela, una mejor amiga no muy cuerda.

La historia en si no se plantea mal. Tiene un ritmo lento pero a la vez pasan bastantes cosas en un único capítulo. Sin duda, a partir del primer tercio del libro las cosas empiezan a desmadrarse un poco y nos ofrece un poco más de acción. La narración se hace en primera persona, pero desde un personaje algo difícil, eso se suma a una falta de situación y detallismo dando resultado una narración lejana y una situación del todo un tanto idílica.

La premisa no era mala, pero el libro no ha conseguido lo que buscaba. Mi principal problema han sido los personajes y esas situaciones un tanto irrealistas que se les presentaban y sus reacciones poco creíbles. En especial me ha sido muy difícil conectar con la protagonista, y no se trata de su personalidad ni su inocencia, si no que se me ha hecho completamente incoherente y irreal. He leído libros con protagonistas inentendibles, pero siempre había ese punto de conexión, aun que fuera mínima, con el protagonista, aquí Julia se me ha hecho un personaje algo plano.

El título del libro y suscita un poco de suspense y nos promete algo que nos va a arrastrar libro adentro. Las preguntas se van acumulando durante el libro. Mi principal problema fue que para cuando alcancé la mitad las pregunta eran tantas y la situación tan irreal que mi interés por las respuestas simplemente se esfumó.

Supongo, que con otro tipo de protagonista más fácil de conectar hubiera llevado el libro de otra manera. Tenía bastantes esperanzas por un libro de suspense algo juvenil, una pena que no haya conseguido arrastrarme a la playa con él.
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