Todo lo que no debí hacer

Debo de admitir que al comienzo no me atrapó; la protagonista me caía bastante mal y no comprendía su actitud. Hay que tener en cuenta que los personajes rondan los dieciocho años por lo que los diálogos son simples y las actitudes propias de esas edad. La protagonista: una adolescente que va sin padres a su lugar habitual de veraneo, dispuesta a vivir nuevas emociones. Sin embargo, cuando comienzan a aparecer nuevos personajes mi percepción fue cambiando y acabó atrapándome por completo. El autor va creando una atmósfera incómoda que hace que no te despegues de sus páginas y mantiene la intriga hasta el final. Si algo resalto de la historia es ese ambiente de misterio, esas escenas que horrorizan al lector, y, a su vez, el deseo de descubrir su desenlace. Lo mejor es que no acontecen en lugares oscuros o remotos, lo que lo hace más escalofriante. Encontramos sitios comunes, como hogares o la misma calle, algo que hace más realista la situación.

Podríamos clasificar a los personajes en dos grupos; por un lado, un grupo de nuevos amigos que hace la protagonista y, por otro, a su cuadrilla habitual de veraneo. al principio, conoceremos a los primeros y nos familiarizaremos con ellos hasta que lleguen los otros. Todo comienza con la desaparición de unos de sus mejores amigos, ese será el desencadenante de una trama muy loca y cuando comenzará toda la acción. Aunque puede que en ocasiones haya aspectos predecibles, no querréis soltarla.

En resumen, un libro que nos introduce poco a poco en la trama, con una pluma que atrapa y crea tensión, personajes curiosos y que culmina de una forma satisfactoria.
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