El castillo de los Cárpatos

"La civilización es como el aire o el agua, una vez que se le abre paso, penetra y modifica las costumbres de un país, lo que no sucedía aún en este pueblo perdido de los Cárpatos."

Verne se adentra en la superstición de la comunidad aislada de Transilvania, unas raíces místicas siempre tan interesantes y recurrentes en la literatura, y la sugerencia diabólica en una lúgubre torre abandonada. La premisa es cautivadora, la historia se disfruta pero con el hándicap de que se descubre todo demasiado pronto. Verne estiraba los límites de la imaginación y lo extrapola al siniestro mundo de los Cárpatos con un toque científico.

Julio Verne desarrolla una historia de imaginación y creatividad pero sin abandonar los cauces de la racionalidad. Trasmite adecuadamente la superstición de un pueblo anclado en tiempos remotos, analiza sus misterios para incrustarlos en medios científicos de su época y darle cierto empaque y originalidad a un relato que ya tiene más de un siglo a sus espaldas, pero sigue siendo realmente disfrutable.

El castillo de los Cárpatos quizá sea la novela menos "verniana", pero adivina entre líneas todos los elementos característicos del popular escritor que tan bien supo relacionar la ciencia y la fantasía. Misterios, castillos abandonados en países aislados de la civilización y métodos científicos al servicio de una narración que juega con la superstición y la sugerencia.