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Crítica de HumildeLector


HumildeLector
29 January 2024
Si tuviera que elegir la mejor novela de la serie del comisario Adamsberg, de Fred Vargas, tendría serias dudas, pero entre las candidatas más firmes no faltaría este título: Bajo los vientos de Neptuno (2004).

Es cierto que para quien no conozca las anteriores novelas de la saga, al adentrarse sin más en esta lectura, puede echar en falta algo de contexto sobre la vida privada de nuestro comisario, como su extraña relación sentimental con Camille, pero eso es todo.

En esta ocasión Adamsberg se ve metido en problemas graves. No solo por su carácter hermético y sus rarezas, que inevitablemente despiertan ciertas antipatías entre sus colegas, incluso entre el siempre erudito y fidelísimo Danglard, sino porque se convierte en el principal sospechoso de un asesinato. Llega un punto en el que hasta el propio comisario duda de su inocencia.

La acción se inicia en la comisaría parisina, en vísperas de un viaje a Quebec, Canadá, donde algunos miembros de la brigada participarán en un curso de tratamiento de huellas genéticas. Mientras, el comisario se ve sacudido por un extraño malestar físico tras leer la noticia del asesinato de una joven con tres puñaladas. Eso le trae dolorosos recuerdos de su hermano, acusado unos treinta años antes del asesinato de su prometida. Para salvarlo de la cárcel, el joven Adamsberg falsificó el expediente de la acusación, aunque el verdadero asesino jamás fue descubierto.

El asesino, apodado el Tridente (pues es con este curioso objeto con el que da muerte a sus víctimas), es responsable de otros muchos crímenes. Se trata del juez Fulgence, que logró escabullirse una y mil veces del acoso de Adamsberg hasta su muerte, a finales de los 80. Ahora, parece regresar de la tumba para seguir asesinando. El comisario, que insiste en que es él el que sigue matando, persigue a un fantasma. Eso es algo que irrita a sus colegas policías, los cuales empiezan a dudar de la salud mental del comisario.

La novela tiene mucha más miga que solo esta historia. Parte de la acción transcurre en los alrededores de la comisaría de Gatineau, en Quebec, un escenario exótico donde «todo es más grande»: los coches, los bosques, los vasos de café…

«En Canadá todo es más grande. Excepto los recuerdos, que son más pequeños»

Para entender mejor este «choque cultural» entre los policías de ambos lados del Atlántico habría que leer la novela en el original francés, donde se pone mucho énfasis en las diferencias en la forma de hablar de unos y de otros.

La historia es enrevesada, pero conducida magistralmente por la mano de la autora, de modo que el lector no solo no se pierde, sino que disfruta cada una de las páginas que lee.

A destacar también la pléyade de magníficos secundarios que desarrollan su papel en esta inusual aventura (digo inusual porque no es habitual ver a Adamsberg como perseguido en lugar de perseguidor), sobre todo la teniente Retancourt, que hace aquí su estelar aparición. Una mujer inmensa en todos los sentidos y un verdadero ángel de la guarda para un comisario en apuros.

Creo sinceramente que ya he contado demasiado de la novela para quien no la haya leído y desee hacerlo. Tal vez me haya perdido el entusiasmo. Que eso no sirva para desanimar a nadie a sumergirse en esta maravillosa lectura.
Enlace: https://humildelector.com/20..
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