Érase una vez en tu cerebro

Lo que esperamos de un texto es una combinación de palabras que lo haga funcionar como una maquinaria bien engrasada que cumpla su misión sin estridencias.

Buena parte del placer que nos produce el arte está en el descubrimiento.

Nuestro cerebro vive obsesionado por el futuro y, para evitarse sorpresas desagradables en él, analiza la información del presente, la compara con la aprendida en experiencias pasadas y aventura posibles futuros para decidir la actuación que podría conducirle al mejor de ellos.

De nada sirve el marketing más agresivo si una propuesta no conecta con nuestros intereses o, peor aún, si, luego, no cumple la expectativa que nos promete.

Lo que esperamos en una historia es que el paisaje esté al servicio del relato y no al revés.

Por supuesto, los autores pueden tratar cualquier tema que se les antoje. Pero deberían ser realistas sobre cuántas personas se interesarán por sus obras después.

Emocionar a nuestro cerebro es una de las estrategias con las que nos seduce la buena narrativa.