Trilce

En mi época de poeta inédita, pueril y ridícula me gusta repetir palabras como César Vallejo, si hubiera sabido que un poeta famoso también usaba ese recurso probablemente hubiera seguido escribiendo.
En general, creo que la poesía no puede leerse porque sí, a la poesía hay que llegar con el ánimo adecuado y dosificarlas adecuadamente. Llegue a este poemario libre de ideas preconcebidas, buscando poesía que me dijera algo.
Me llegó la variedad de temas que trata, todos cantados con sentimientos y la infantil y lúdica propuesta del lenguaje.
Una de las cosas que más me gustan de César Vallejo es el lenguaje simple con que habla en este libro, sin muchas pretensiones… El título mismo es un buen ejemplo, no sé si es cierto o no pero dicen que el título surgió de un error de dicción acompañado con su manía de repetir las palabras, y como buen hombre de letras, luego se inventó un mito a su alrededor, envolviendo la palabra en un misterio de origen dando cada vez explicaciones diferente, aunque en una entrevista dijo que Trilce no quería decir nada y luego apostillo románticamente que no encontraba en su afán, ninguna palabra con dignidad de título, y entonces la inventó: Trilce, le preguntó al periodista “¿No es una palabra hermosa?”.
Las leyendas no pararon ahí y varios estudiosos hicieron tratados sobre el término, debaten la dialéctica y metafísica del título y solo puedo pensar: ¿por qué tenemos que etiquetar todo?, ¿por qué sencillamente no podemos disfrutar del absurdo?, ¿por qué no podemos inventar nuestro propio significado?... Trilce fue ascendido a estatus de neologismo… aunque no aparece recogido en el diccionario de la RAE. Que si “trino dulce” que si “lírica vallejosiana” (también yo tengo licencia para inventar palabras).
Ahí no para el afán de Vallejo de inventar palabras, logra comunicarse con “Odumodneurtse” y siempre cuela un verso magistral “Tengo fe en que soy, y en que he sido menos”.