El infinito en un junco

La definición más precisa que he encontrado al pensar en El infinito en un junco es la de ser el libro de los libros. Así, de entrada, su éxito debería estar asegurado para quienes por gusto u obligación se han embarullado con muchas o pocas páginas, las que sean.

Este ensayo es un documental escrito de la historia del libro desde sus orígenes hasta hoy y, posiblemente, más allá. Vallejo sabe y así nos lo declara que dentro de cien años seguirá habiendo libros sólo por el hecho de haber asentado su presencia hace ya tanto.

Sin soltarse de ese universal hilo conductor, la autora, abunda en otros conceptos como los terrores que son susceptibles de aparecer en la infancia, por muy corriente y moliente que esta sea. La identificación del lector se da por sí sola, por el mero hecho de, seguramente, compartir con Vallejo un camino a través de novelas, ensayos y capítulos engarzados.

Todo en este magnífico relato parece dirigirse hacia el mismo fin, a ser un eslabón más de cualquier historia de vida cosida con libros.