Cha-cha-chá

Vuelvo a los genialísimos fotolibros de la editorial Comisura con esta maravillosa fusión del trabajo fotográfico “Everybody loves to ChaChaCha” de Bego Antón y la historia creada ex profeso por Sabina Urraca.

Para realizar este proyecto fotográfico, Bego Antón viajó por Estados Unidos en el año 2015 en busca de personas que practican freestyle, “una performance coreografiada en la que un perro y un humano se mueven al son de la música”. No tenía idea de que existiese algo así, y la verdad es que he flipado mucho con ello. Las fotografías captan a la perfección el movimiento de personas y perros, incluso hay alguna serie que te permite captar la secuencia de baile casi al completo. La estética de las imágenes da cierta sensación de antiguo, como si se tratase de algo que estuviese ya obsoleto aunque se hayan tomado las fotografías hace tan solo 8 años.

El texto de Sabina Urraca encaja perfectamente con ese estilo old fashion y la soledad que se intuye en las imágenes. La historia que nos cuenta es la de una hija que regresa a ver a su madre, con la que no tiene prácticamente relación porque, por el modo de ser de su madre y cómo la crio, lo que impera entre ambas es la distancia. A pesar de que la hija quisiera cambiar la situación, cada vez que comparten espacios dominan los silencios incómodos. En cierto modo, las estampas que genera me han recordado a Hopper, por su soledad incluso en compañía y la tristeza de sus personajes.

Personalmente me encantan los libros que aúnan texto y fotografía, pero es que en este caso además se crea una historia creíble, que logra transmitir muchas emociones que se ven complementadas por las fotografías. En definitiva, se trata de un artefacto precioso con el que Comisura vuelve a demostrar que la hibridación de artes puede generar algo bello, nuevo y consistente.