Definitivamente la autoficción no es lo mío. Aunque por lo menos Contarlo todo tenía una historia. Este arroz con mango plagado de comparaciones innecesarias e innumerables menciones a personas supuestamente famosas, cenas e invitaciones exclusivas tiene algunas frases y anécdotas interesantes como la de las lápidas en pareja, pero nada más. Y creo que es bastante aburrido sobre todo porque los personajes son solo nombres que no conmueven, perdidos deambulando entre recuadros intrascendentes del estado de vuelo de un avión.
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