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La panorámica que despliega esta novela no puede ser más tópica e ideal: dos matrimonios heterosexuales que viven sus vidas perfectas en sus barrios residenciales perfectos en la Norteamérica de los 60. Parece que las parejas protagonistas ya tienen todo a lo que se puede aspirar en esta vida o, más bien, todo lo que se debe llegar a conseguir en la sociedad de su tiempo: matrimonio, hijos, casa y estabilidad económica. Un punto relevante en la novela es cómo esta burbuja ideal es descrita por el narrador, y se refleja en los personajes, como asfixiante. La frustración se ha apoderado de sus vidas y solo hay una nota discordante en este espacio ideal que los mantiene alejados de esta: sus respectivas relaciones extramatrimoniales. Jerry y Sally comienzan una aventura amorosa al mismo tiempo que sus respectivas parejas también han tenido diversos encuentros sexuales. Los encuentros extramatrimoniales de Jerry y Sally llegan a tal punto que la idea del divorcio de sus actuales parejas y de un nuevo matrimonio entre ellos es totalmente palpable. Esta idea permanece en el plano del deseo, es la esperanza que mantiene a flote una vida que realmente no les satisface, pero la realización de esta es un tema espinoso e ideal. Por un lado, puede ser la destrucción de la cordialidad entre las familias, pero por otro puede ser la salida de la infelicidad que realmente todos sienten. Es realmente interesante el desarrollo que Updike hace de los personajes, son personajes complejos con diferentes tonos de gris, personajes que se contradicen, que se dejan llevar por sus deseos, pero luego se arrepienten, que engañan a sus parejas, pero también al lector al que confunde con sus pensamientos y declaraciones no del todo fiables. Esto no quiere decir que sean personajes detestables, sino que tienes múltiples capas y el autor consigue hacerlos vulnerables. Durante la novela seguimos el punto de vista de cada personaje principal, por lo que aporta un mayor perspectivismo a la acción narrativa que nos permite contemplar los hechos desde diferentes subjetividades, permitiendo al lector sacar sus conclusiones a partir de unos datos que, como decía, no siempre son fiables, pero así es la vida, y es que Updike sitúa la acción dentro de un marco realista, y en la realidad uno nunca está seguro de que las afirmaciones que los demás hacen sean verdaderas y decidimos confiar en los demás por una confluencia de motivos objetivos y subjetivos. Otro de los puntos interesantes de la novela sería el lenguaje mordaz del autor, que reviste cada escena de un tinte crítico que asienta la idea de la falta de credibilidad de los personajes y los motivos de sus acciones. Además, gracias a esto, hace que algunos pasajes más densos o descriptivos se amenicen. En resumen, la historia nos lleva más allá de los problemas de dos parejas de matrimonios y nos habla de sentimientos universales como el amor y el deseo y los conceptos de bien y mal y verdad y mentira. Es un retrato de la clase media americana atenazada por la vacuidad del sueño americano que finaliza en el hastío, incluso teniéndolo todo y siendo privilegiados. |
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