Rilke afirmó una vez que “la historia de una vida destrozada sólo puede contarse en fragmentos”. La vida de Dubravka Ugrešić quedó destrozada por la desintegración de su país y el exilio. Precisamente se dice que el exilio es el único país sin geografía. También que el exiliado siente que en esa situación la vida tiene la apariencia de un sueño: las imágenes del pasado se mezclan con las del presente, aparecen rostros que se habían olvidado, o que tal vez nunca se han conocido, lugares totalmente nuevos pero que en cierta forma resultan familiares… Con la guerra de Yugoslavia como punto de partida y el tema del exilio configurando su forma y estructura, Dubravka Ugrešić publicó en 1997 “El Museo de la rendición incondicional” (@editorial_impedimenta). A lo largo de sus páginas nos va guiando a través del tiempo y de distintos lugares, lo que al principio puede resultar complejo e incluso inconexo, pero que según avanzamos descubrimos la forma en la que todo y todos están conectados. Escrito en una variedad de formas literarias –cartas, ensayos, diarios, microrrelato–, Ugrešić avanza entre los escombros de la guerra, recogiendo objetos, buscando metáforas, intentando dar coherencia narrativa a ese caos que experimentó de primera mano. Desde la vieja colección de fotografías de una madre que se mezclan en un bolso de piel y que como una magdalena ‘proustiana' desencadena los recuerdos tanto de madre e hija, hasta perderse en una ciudad extranjera, refugiarse en la compañía de otros exiliados, sentirse un extraño cuando regresas a casa y, sobre todo, una eterna sensación de perder algo que no se puede recuperar. También aborda temas como el arte y la historia, el envejecimiento y la pérdida, en un esfuerzo que resulta valiente a la vez que melancólico. “El Museo de la Rendición Incondicional” se convierte así en una recopilación de colecciones, en un recorrido conmovedor por nuestros pequeños museos personales. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |