El museo de la rendición incondicional

Una novela brillante con una estructura dinámica y original que consigue atraparte por completo.

Dubravka Ugresic nació en un pueblo cercano a Zagrev y su vida ha estado salpicada por los conflictos surgidos en el seno de los Países Balcánicos. En sus libros y escritos siempre ha mostrado su rechazo a los nacionalismos, lo cual la llevó al exilio en el año 1993. “El Museo de la Rendición Incondicional” (1996) destila las emociones y sentimientos encontrados de todos aquéllos que se vieron obligados a abandonar su país y que, en cierto sentido, han perdido la esperanza de regresar a su añorada (y desaparecida) Yugoslavia.
He de reconocer que, en un principio, me pareció un texto construido a partir de una serie de fragmentos en los que la historia principal podría quedar diluida y/o desdibujada. Sin embargo, a medida que avanzaba la lectura, pude ser consciente de la gran habilidad de Dubravka para desarrollar una novela compuesta por una serie de historias magistralmente integradas en un único relato vinculado con las propias experiencias de la autora.

Me gustaría resaltar el ingenio de Ugresic para dar forma a esta obra. Diferentes voces, vivencias y reflexiones colectivas para dar respuesta a la soledad, a la pérdida de identidad y a la necesidad de pertenecer a una patria que ya no existe. La autora realiza un profundo ejercicio de análisis de su pasado y recorre distintas parcelas impregnadas por la relación con su madre o los “mágicos” momentos compartidos con sus amigas.

Las vidas reflejadas en las páginas de este libro pertenecen a los que sobrevivieron, a todos los que quedaron deshechos en miles de pedacitos desmembrados que intentan recomponerse a base de los recuerdos. Fotografías, diarios y objetos arrancados de su cotidianidad. Instrumentos que pretenden activar la memoria. Testimonios del pasado que luchan contra los mecanismos internos de defensa que falsean los hechos ocurridos y emborronan la antigua realidad.

Rilke afirmó una vez que “la historia de una vida destrozada sólo puede contarse en fragmentos”. La vida de Dubravka Ugrešić quedó destrozada por la desintegración de su país y el exilio. Precisamente se dice que el exilio es el único país sin geografía. También que el exiliado siente que en esa situación la vida tiene la apariencia de un sueño: las imágenes del pasado se mezclan con las del presente, aparecen rostros que se habían olvidado, o que tal vez nunca se han conocido, lugares totalmente nuevos pero que en cierta forma resultan familiares…

Con la guerra de Yugoslavia como punto de partida y el tema del exilio configurando su forma y estructura, Dubravka Ugrešić publicó en 1997 “El Museo de la rendición incondicional” (@editorial_impedimenta). A lo largo de sus páginas nos va guiando a través del tiempo y de distintos lugares, lo que al principio puede resultar complejo e incluso inconexo, pero que según avanzamos descubrimos la forma en la que todo y todos están conectados.

Escrito en una variedad de formas literarias –cartas, ensayos, diarios, microrrelato–, Ugrešić avanza entre los escombros de la guerra, recogiendo objetos, buscando metáforas, intentando dar coherencia narrativa a ese caos que experimentó de primera mano. Desde la vieja colección de fotografías de una madre que se mezclan en un bolso de piel y que como una magdalena ‘proustiana' desencadena los recuerdos tanto de madre e hija, hasta perderse en una ciudad extranjera, refugiarse en la compañía de otros exiliados, sentirse un extraño cuando regresas a casa y, sobre todo, una eterna sensación de perder algo que no se puede recuperar.

También aborda temas como el arte y la historia, el envejecimiento y la pérdida, en un esfuerzo que resulta valiente a la vez que melancólico. “El Museo de la Rendición Incondicional” se convierte así en una recopilación de colecciones, en un recorrido conmovedor por nuestros pequeños museos personales.
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