La memoria de la nieve

Bert es una chica estadounidense que, un día, recibe una carta informándole de que acaba de heredar un título nobiliario y un castillo en Italia. Una familia aristocrática de la que no sabía nada y que, poco a poco, la irá atrapando con sus no pocos secretos.

Debo reconocer que este libro no ha sido lo que esperaba, pero no lo digo como algo necesariamente negativo. Aquello que parecía que iba a ser ficción histórica con pinceladas de misterio ha acabado yendo por derroteros mucho más fantasiosos. Y aunque no me ha disgustado ese giro inesperado, no me ha terminado de convencer la manera en la que este ha tenido lugar. Personalmente, he echado de menos un poco más de trasfondo que respaldara el desarrollo de los últimos acontecimientos.

En el lado positivo de la balanza, hay que decir que me ha resultado muy ágil y de fácil lectura gracias a su lenguaje sencillo y a las descripciones concisas y no muy abundantes.

En contraposición, he percibido un cambio de velocidad entre la primera mitad (más pausada, deteniéndose en más detalles) y la segunda mitad (mucho más apresurada). Personalmente hubiera preferido que la obra mantuviera el ritmo inicial, sin ese acelerón final.

Podríamos decir que, para mí, esta ha sido una novela de claros y oscuros.

A pesar de que hay pequeños detalles que siento que se han cerrado de manera algo apresurada y algunos acontecimientos, vinculados sobre todo a reacciones de algunos personajes, que me chirrían al compararlos con sus actitudes al inicio de la historia, debo decir que estoy bastante conforme con el final. Un cierre que me encaja y me cuadra con lo que la historia transmitía en sus últimas páginas.

Resumiendo: una novela que plantea una idea original y rompedora (y con una edición preciosa, todo hay que decirlo) pero cuyo desarrollo me ha flojeado en varios momentos.