 |
“Luci Fer vive arriba” es una de esas novelas en las que, mientras la lees, creerás estar mirando por un agujerito lo que podría ser una reunión de tus propias amigas, ya que plantea multitud de situaciones cotidianas, con personajes que bien podrían ser personas reales y con las que resulta muy sencillo sentirse identificado de una forma u otra. Lo que podría parecer una simple comedia romántica esconde en sus páginas una historia con muchas más capas de lo que inicialmente podría parecer. Luci (LuciFer debido a una jugarreta de su buzón) no quiere saber nada del amor, a menos que se trate de su poeta favorito, también conocido como su “amor platónico”. Susana, su hermana, se casó y fue madre muy joven, pero un reencuentro con un antiguo amor le hará replantearse muchas cosas en su vida. Emma, mujer trans y mejor amiga de Luci, solo quiere encontrar un hombre que la quiera y la respete tal y como es. Sus vidas, sus miedos, sus ilusiones se irán entremezclando en esta historia acerca de la amistad, la maternidad y la aceptación de uno mismo. Las tres protagonistas están muy bien dibujadas. Son mujeres fuertes, dispuestas a luchar por aquello que quieren. Sus personalidades son completamente opuestas pero, a pesar de no comulgar en ocasiones con lo que hacen las demás, siempre están ahí para apoyarse y ayudar a levantarse en el momento en que una cae, demostrando el valor de la auténtica amistad. A pesar de que Luci es la que da nombre a la historia, las tres son protagonistas por igual y, si tuviese que quedarme con una, esa sería sin duda Emma. El arco que experimenta su personaje me parece muy necesario, dando visibilidad a una trama y situaciones que por lo general están siempre en un plano muy secundario. Emma es una mujer en apariencia fuerte, pero llena de fragilidad. No ha tenido una vida nada fácil, por lo que resulta inevitable querer abrazarla en los momentos más difíciles. Su historia es de esas que deseas fervientemente tenga un final feliz porque, ¡qué coño, ya le toca! Con una pluma ágil y muy entretenida, Carmela Trujillo ofrece una historia realista (me ha parecido todo un acierto situar la acción en una capital de provincias) fresca y divertida que, además de entretener, sirve para hacer una pequeña crítica social y que resulta perfecta para desconectar y pasar un muy buen rato. |
>
