Llegamos al quinto libro de la saga y, como dice el refrán, "no hay quinto malo" y no podía atinar más dicho refrán ya que para mí ha sido ESPECTACULAR. Desde el primer momento nos vamos encontrando un giro tras otro, cada vez más sorprendente y el giro que cierra el libro es sublime. Escrita en capítulos cortos y con mucho diálogo, como en los anteriores, favoreciendo, como siempre, a que sea una lectura muy ágil, dándole un toque de humor con el personaje de Alfredo Blázquez y su apetito insaciable. La descripción de los bajos fondos ingleses nos transporta a las novelas de Dickens y nos muestra, una vez más, la gran diferencia de clases sociales en el siglo XIX. Hallamos un gran homenaje por parte del autor a Conan Doyle, creador del gran Sherlock Holmes, introduciendo a éste en la historia. Un guiño que me ha encantado. Podría decirse que Tristante recupera, en este libro, el factor sorpresa que tanto me sedujo en el primer libro y que, para mi, ha faltado en el resto |