Limpia

Menudo viaje de novela.

Lo primero a destacar es, sin duda, lo perfectamente narrada que está. Alia Trabucco es una verdadera narradora; sabe cómo hilar, cómo hacer, para no perder la atención de quien la lee. Utiliza el recurso del monólogo para permitirnos conocer una única versión de los hechos -la versión que más nos importa- y nos adentramos sin apenas darnos cuenta entre las palabras que componen la vida de una mujer como otras tantas que viven una realidad de esclavitud en Chile. Porque sí, este libro habla de la esclavitud moderna, por mucho que Estela tuviera un sueldo a final de mes. La esclavitud permitida y reforzada socialmente, esa en la que algunos creen que otros están por debajo y han de servirlos, han de honrarlos. Limpiarles, cuidarles, admirarles, temerles.

Limpia es una denuncia social que me ha recordado a la película "Parásitos" (salvando las distancias) pero con ese matiz de malestar in crescendo a raíz del maltrato y la frialdad de las clases más altas.

Es una novela inteligente, cruel, sincera, creo que bastante realista aunque pueda parecer material ficticio, ya que la realidad de muchas personas es aún más aterradora que la que narra este libro.

Creo que todo el mundo debería pararse y leerlo. Detenerse y cuestionarse ciertas cosas, regalarlo y pretender que otros también se paren y cuestionen.

He sentido rabia y he sentido dolor, pero, por encima de todo, he sentido a Lita hablándome, compartiendo conmigo todas las palabras que se le habían quedado amontonadas en la garganta y que, tras darle un abrazo y decirle: "¿cómo estás, Lita? cuéntamelo todo" ella habría llorado silenciosamente, se habría limpiado los ojos y los habría alzado, mirándome de lleno, y no habría dejado de hacerlo hasta terminar de contar su historia.