Pues es que homicidas y víctimas ha habido a lo largo de toda la historia y los habrá. Pero, también en esto, hay diferencias de mil clases y una de ellas es el modo en que son juzgados, tanto por la ley como por la sociedad. En este libro mezcla de ensayo, investigación y diario Trabuco nos da una clara muestra de ello. Elige a cuatro mujeres chilenas que cometieron un asesinato en algún momento del s.XX y nos cuenta cómo avanzó su historia, desde el germen que motivó el acontecimiento a cómo fue tratado y resuelto el castigo por el poder, la prensa y la misma ciudadanía. Las cuatro homicidas fueron mujeres de diferentes clases sociales que con su acto violento dieron un salto fuera del espacio que había asignado para ellas: cariñosas cuidadoras resignadas a soportar y tolerar cualquier afrenta o desprecio. Trabucco habla de Chile en unos años concretos pero es indiscutible que este libro se podría reescribir con protagonistas similares y reacciones sociales calcadas en infinidad de variaciones de espacio y lugar. Corina, Rosa, María Carolina y María Teresa. Otra muestra más de que, incluso en el delito, las mujeres no tienen garantizada la igualdad |