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Daniel tiene una enfermedad y sólo tiene 2 años de vida más para disfrutarla. Su amiga Cat hará que ella aproveche ese tiempo al máximo y en una de las fiestas a la que van, acaba chocando por accidente con el actor Yon Malcolm. Él está de moda y ella huye de él, lo que hace que él acabe conquistado por esa chica tan diferente y natural. Ambos estarán interesados, pero las presiones, el estrés y sobre todo el tiempo, corre en su contra aunque intentarán vivir cada minuto como si fuera infinito y cada beso como si fuera eterno. Los sentimientos no se miden en tiempo, se miden en caricias, sonrisas, miradas y latidos y ambos corazones latirán como uno solo. Enamorada es poco. Desde el principio he empatizado mucho con Daniela, he sufrido por ella y he visto todo lo injusto que va viviendo y como la vida le roba tiempo. Aún así ella es positiva, intenta disfrutarlo todo, enamorarse, besar, bailar... esa valentía me ha conquistado y me ha parecido un libro precioso, duro pero muy bonito, de superación y me he sentido identificada en muchos momentos por mi enfermedad y por esos momentos de salir adelante a pesar de todo. He sufrido mucho por Malcolm y por su pasado, pero sobre todo por el padre. Creo que me he pasado todo el libro con el pañuelo. Es que me ha despertado muchos sentimientos este libro, buenos y malos, pero he vivido todo como en primera persona como si formara parte de la historia. Esta autora me ha parecido de diez, como trata el tema con respeto, con positivismo, con amor, con ganas de vivir y aceptando el destino. Desde luego un libro para llorar, para latir y para aprender a luchar tras algo así. |
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